El órgano de tubos es creado en Grecia por Ctesibio, un antiguo productor. Ctesibio inventó aparatos que eran accionados por agua y aire, como el hydraulis; producían una gran “cantidad” de sonido, que impresionaba los oídos. Los latinos dominaron el manejo del órgano de tubos y la Iglesia católica lo acogió, al igual que otras iglesias, como acompañamiento a los actos piadosos durante el siglo VII.
Los órganos de tubos pueden ser:
En el siglo XV se construyeron órganos de dimensiones más grandes y fijos, continuando los portátiles y pequeños para iglesias menores y se le añadieron pedales. En el siglo XVI se aumentó el tamaño de los órganos, se los encerró en una caja, tal como hoy los conocemos y se inventaron los teclados sobrepuestos. En el siglo XIX se perfeccionó hasta el punto de alcanzar un solo órgano la extensión de diez octavas con cinco teclados. En las últimas décadas con la aplicación de la electricidad a los órganos, se ha conseguido simplificar los sistemas de palancas y dar mayor rapidez a todos los movimientos.
Las partes principales son:
Consola: contiene los teclados y controles del órgano; y que utiliza el organista para tocar. Sus partes principales son las siguientes:
-Teclado Manual: es el teclado o teclados que se toca con las manos.
-Pedal: es el teclado que se toca con los pies.
Fachada: hay muchos tipos, según la época y según el gusto del organista que lo vaya a tocar. Puede ser barroca, neoclásica, neogótica o moderna. Algunos pueden tener distintos tipos de caja, como tenerlas separadas o tener dos cajas, que puede ser, grande: se encuentra el órgano mayor y el bajo; y la caja pequeña, se encuentra el órgano de espalda o cadereta. La fachada además, tiene detalles de embellecimiento, como puertas, que suelen estar decoradas con alguna pintura, y protegen los tubos.
Tubos: existen de distinta forma y distintos materiales como aleación de estaño y plomo; el estaño le da intensidad al sonido y el plomo le da calor. También existen distintos tipos, como los tapados, cónicos, con chimenea, etc.
Los órganos no solo tienen los tubos que se ven en la fachada, sino que también en su interior encontramos gran cantidad; en los que hay que afinar uno a uno.
Fuelle: El problema fue durante mucho tiempo, como el aire podrá tener un a presión continua para evitar los cambios bruscos de sonido. Los fuelles, fueron construidos de diferentes maneras.
La función del fuelle es la de fabricar y almacenar el viento que se produce al provocar el movimiento; se puede hacer manualmente o con motor eléctrico.
Al tirar de la llave de registro, la corredora se deslizará un poco dejando pasar el aire.
Mecanismo: sistema que vincula los movimientos de los teclados y otros mandos de la consola hacia el secreto.
Existen varios tipos de órganos, de acuerdo con sus funciones –su uso- y sus dimensiones. Citaremos, principalmente, tres de ellos: el de iglesia, el positivo y el de feria.
Órgano de Iglesia
Es el más grande y, por ello, no se puede trasladar fácilmente sin desmontarlo por completo. Puede tener varios teclados, varios fuelles y, modernamente, puede ser el resultado de aunar varias consolas. Suele estar encerrado en una fachada llamativa que actúa como caja de resonancia.
Órgano positivo
Por su tamaño, mucho menor que el llamado “de iglesia”, se podía trasladar de un sitio a otro dentro del templo. Es como un “hermano mayor” del órgano “portativo” o “de mano”, que se podía llevar atado al ejecutante y se tocaba, generalmente, con una sola de las manos.
Órgano de feria
Es pequeño y suele ir montado sobre ruedas. Intenta imitar los sonidos de las bandas militares. Comenzó a construirlos Gavioli en París, hacia el año 1870.
Los órganos de tubos pueden ser:
- portátiles y fijos, según puedan ser o no ser trasladados.
- hidráulicos o neumáticos, según si el aire se genera por la rigidez de agua o bien por fuelles manuales o eléctricos
En el siglo XV se construyeron órganos de dimensiones más grandes y fijos, continuando los portátiles y pequeños para iglesias menores y se le añadieron pedales. En el siglo XVI se aumentó el tamaño de los órganos, se los encerró en una caja, tal como hoy los conocemos y se inventaron los teclados sobrepuestos. En el siglo XIX se perfeccionó hasta el punto de alcanzar un solo órgano la extensión de diez octavas con cinco teclados. En las últimas décadas con la aplicación de la electricidad a los órganos, se ha conseguido simplificar los sistemas de palancas y dar mayor rapidez a todos los movimientos.
Las partes principales son:
Consola: contiene los teclados y controles del órgano; y que utiliza el organista para tocar. Sus partes principales son las siguientes:
-Teclado Manual: es el teclado o teclados que se toca con las manos.
-Pedal: es el teclado que se toca con los pies.
Fachada: hay muchos tipos, según la época y según el gusto del organista que lo vaya a tocar. Puede ser barroca, neoclásica, neogótica o moderna. Algunos pueden tener distintos tipos de caja, como tenerlas separadas o tener dos cajas, que puede ser, grande: se encuentra el órgano mayor y el bajo; y la caja pequeña, se encuentra el órgano de espalda o cadereta. La fachada además, tiene detalles de embellecimiento, como puertas, que suelen estar decoradas con alguna pintura, y protegen los tubos.
Tubos: existen de distinta forma y distintos materiales como aleación de estaño y plomo; el estaño le da intensidad al sonido y el plomo le da calor. También existen distintos tipos, como los tapados, cónicos, con chimenea, etc.
Los órganos no solo tienen los tubos que se ven en la fachada, sino que también en su interior encontramos gran cantidad; en los que hay que afinar uno a uno.
Fuelle: El problema fue durante mucho tiempo, como el aire podrá tener un a presión continua para evitar los cambios bruscos de sonido. Los fuelles, fueron construidos de diferentes maneras.
La función del fuelle es la de fabricar y almacenar el viento que se produce al provocar el movimiento; se puede hacer manualmente o con motor eléctrico.
Al tirar de la llave de registro, la corredora se deslizará un poco dejando pasar el aire.
Mecanismo: sistema que vincula los movimientos de los teclados y otros mandos de la consola hacia el secreto.
Existen varios tipos de órganos, de acuerdo con sus funciones –su uso- y sus dimensiones. Citaremos, principalmente, tres de ellos: el de iglesia, el positivo y el de feria.
Órgano de Iglesia
Es el más grande y, por ello, no se puede trasladar fácilmente sin desmontarlo por completo. Puede tener varios teclados, varios fuelles y, modernamente, puede ser el resultado de aunar varias consolas. Suele estar encerrado en una fachada llamativa que actúa como caja de resonancia.
Órgano positivo
Por su tamaño, mucho menor que el llamado “de iglesia”, se podía trasladar de un sitio a otro dentro del templo. Es como un “hermano mayor” del órgano “portativo” o “de mano”, que se podía llevar atado al ejecutante y se tocaba, generalmente, con una sola de las manos.
Órgano de feria
Es pequeño y suele ir montado sobre ruedas. Intenta imitar los sonidos de las bandas militares. Comenzó a construirlos Gavioli en París, hacia el año 1870.
Hola, de nuevo. Nos envía Benantzi Bilbao un enlace a un artículo interesante sobre el órgano ibérico y uno de sus creadores más desconocidos: fray José de Echevarría. Copiamos aquí el artículo aparecido en el diario EL CORREO:
Se llamaba Fray José de Echevarría, era un genio de la tecnología musical y murió en Palencia "de muchos días y muy pesado". Isabel Urrutia 15 julio 201511:48
Órgano ibérico. Tal cual. No tiene nada que ver con el ganado porcino ni con historias esotéricas. Se trata de un modelo del instrumento musical, revolucionario en el siglo XVII y fruto de la inventiva de un franciscano nacido en Eibar. Esta maravilla tecnológica (muy popular en España, Portugal, América y Filipinas) nació de manos de Fray José de Echevarría. ¿Qué le caracteriza? Buena pregunta. Lo más visible son los 'tubos en artillería', ya saben, la trompetería horizontal que asoma en la fachada del instrumento. También se dice que surgen 'en forma de tiros'.
Allí donde vean esa singularidad, no dejen de pensar en el religioso eibarrés, que murió en 1691 ultimando el órgano de la catedral de Palencia. Hasta el último momento se mantuvo al pie del cañón. Un fuera de serie. Normal que dejara su impronta en instrumentos de Eibar, Alcalá de Henares, Zenarruza, Lekeitio, Palencia, Santo Domingo de la Calzada, Vitoria, Otxandio, Tolosa... Menudo carrerón. Lástima que la inmensa mayoría de sus creaciones -todas ellas del siglo XVII- no se conserven tal y como salieron de sus manos. Muchos de ellos se cambiaban alegremente por otros más modernos (y no siempre mejores).
No obstante, insisto, Fray José de Echevarría sentó las bases del órgano ibérico, un modelo que disfrutó de su apogeo en tiempos del barroco. "Es un instrumento con sonoridades muy ricas y potentes", en palabras del especialista parisino Francis Chapelet, que sabe mucho sobre el tema. Hijo de pintor, organista y aventurero, defiende a capa y espada las virtudes de la trompetería horizontal. Si nuestro franciscano de Eibar fuera italiano, francés o alemán ya tendría –como mínimo– una estatua en la plaza de su pueblo. A ver si las autoridades toman nota.
El religioso guipuzcoano forma parte de una dinastía de organeros (así se llaman estos artesanos) que hicieron época. Muchos de sus miembros –José, Domingo, Ventura, Antonio, Pedro…– dejaron su firma en templos de Toledo, Salamanca, El Burgo de Osma, Oviedo, Ciudad-Rodrigo y un sinfín más. Y no se crean que hablamos de antiguallas que ya no inspiran a nadie. Incluso en la década de los 70 del pasado siglo, entre 1977 y 1978, la casa italiana Mascioni no dudó en incluir una trompetería 'en forma de tiros' para el nuevo órgano de la catedral de Santiago de Compostela. El efecto visual es imponente. No hay nada como echar mano de la consigna del maestro Verdi: "Seamos modernos, vayamos al pasado".
Cuchipanda histórica
¿Dónde están los restos del franciscano de Eibar? Vayamos por partes. En principio, fue enterrado en la capilla mayor del convento de San Francisco, en Palencia. Ahora bien, en la actualidad seguro que se encuentra en el cementerio de la ciudad "porque en 1923, estando ya los jesuitas, se levantó el piso y todos los huesos de los enterramientos se reunieron y llevaron al camposanto", explica Eusebio Gil, superior del convento de San Francisco y hombre infatigable que, a sus 81 años, conserva una inteligencia y perspicacia dignas de Guillermo de Baskerville, el protagonista de 'El nombre de la rosa'. Tras un par de días de investigación, nos ha podido confirmar que en Palencia no hay placa ni recordatorio visible alguno que rindan homenaje al religioso de Eibar.
Se desconoce la edad que tenía Fray José al fallecer pero, según las crónicas, era "de muchos días y muy pesado". No es broma. Sabemos que el propio cabildo de la catedral de la localidad castellana ordenó que lo trasladaran de un lado para otro en litera y, todavía más, el 19 de marzo de 1690 marcó un hito en la historia de la cuchipanda en Palencia. Aquel día se agasajó al franciscano porque festejaba su santo; de hecho, no faltaron "pavos, capones, lechazos, cabritos, perdices, conejos, pichones, salmón, truchas, congrio, barbos, besugos, vino tinto y clarete, dulces, turrón...". Muy probablemente el banquete no beneficiara en nada a la salud (y volumen) de Fray José.
Por lo demás, a pesar del renombre y prestigio que gozó en su día, su nombre hoy por hoy no le suena a nadie, a excepción de los músicos del gremio y algún ratón de biblioteca. En nuestro caso, lo hemos descubierto porque Benantzi Bilbao, un portento de Mundaka –no del surf, sino del órgano y el clavicémbalo– es un pozo de sabiduría que nos ha puesto sobre la pista.
Buceando y buceando a la caza de más información, hemos descubierto un puñado de datos interesantes. Y alguno que hierve la sangre, como que un fabricante inglés de órganos llamado Abraham Jordan le comió la tostada. En la enciclopedia de los ilustrados franceses –la de Diderot y D'Alembert– se atribuye a Mr. Jordan la invención del 'arca de ecos'. Una falacia en toda regla. Esa novedad también salió de manos del franciscano de Eibar.
Hombre pragmático y resolutivo, Fray José tenía el don de la oportunidad: el 'arca de ecos' no es más que un cajón donde meter un puñado de tubos del órgano. Así se ahorra espacio y, de paso, se consiguen algunos efectos sonoros –de cercanía y/o lejanía– muy interesantes. Dicho todo esto, ¿a santo de qué arrambla Abraham Jordan con todos los méritos? Ay, su condición de importador de vinos de Jerez lo explica todo. No solo aprovechaba sus estancias en España para catar los mejores caldos, sino también para conocer y –sobre todo– apropiarse de las mejoras técnicas incorporadas a los órganos hispanos. Un vivo de cuidado.
Aniversario en Busturia
Abraham Jordan pagaba por los tintos y claretes pero lo relacionado con la tecnología musical ya era otro cantar. El respeto a la creación ajena (la bendita propiedad intelectual) no le entra a todo el mundo en la sesera. Ni siquiera ahora. Y por cierto, no solo Mr. Jordan le hizo una jugarreta a Fray José, también en las tierras vascas se permitió –entre finales del siglo XIX y principios del XX– que el patrimonio organístico del franciscano se fuera al garete.
Entre finales del siglo XIX y principios del XX, se permitió que en tierras vascas el patrimonio organístico de Fray José de Echevarría se fuera al garete
¿Cómo pudo ser? Muy sencillo. En aquellos tiempos la cornisa cantábrica gozaba de mucho predicamento entre la Familia Real, así que las autoridades se desvivían por estar a la vanguardia. Se impuso la estética formal y sonora de Francia y Alemania. Conclusión: un gran número de órganos ibéricos desapareció de las iglesias vascas para dar paso al modelo romántico. Otro agravio para la memoria del religioso eibarrés.
Pero también hay buenas noticias: en la localidad de Ziortza-Bolibar se conserva un instrumento casi intacto de la época de Fray José. ¡Albricias! El franciscano lo construyó en 1686 y consta de 667 tubos. Según los expertos, se trata del más antiguo del País Vasco. Uno de tantos tesoros que atesora el monasterio de Santa María de Zenarruza. Ya puestos a reivindicar el patrimonio, tampoco olvidemos el órgano de la iglesia de Santa María de Axpe-Busturia, que celebra este verano nada menos que su 250 aniversario. Allá por 1765, lo concibió otro afamado organero, Lorenzo de Arrazola, sin perder de vista las novedades que había introducido el franciscano de Eibar.
Todo esto y mucho más lo podrán apreciar, con todo lujo de detalles, en la exposición fotográfica que se organizará en Busturia a partir del 24 de julio. Habrá asimismo dos conciertos –el 24 de julio y el 21 de agosto– que se ofrecerán con motivo de la efeméride. "La trompetería horizontal es una maravilla. Nada que ver con los instrumentos que hay en Alemania o Italia. Allí la trompetería es una birria, por eso cuando vienen los colegas de Europa a veces se asustan. ¡Les da miedo el sonido!", confiesa entre risas el organista Benantzi Bilbao, director artístico del festival Urdaibaiko-Organoak que organiza los conciertos que acabo de citarles. El propio Benantzi protagonizará la velada del 21 de agosto en Busturia. Y para terminar les diré que nunca es tarde para aprender a tocar el órgano.
Sé de buena tinta que hay prejubilados que empiezan a recibir clases con más de 70 años. ¿Por qué no? Es un instrumento misterioso, que puede sonar como un violín, una trompeta, una flauta y... tiene sonidos inaudibles para el oído humano. Algo que sabía muy bien el capitán Nemo de '20.000 leguas de viaje submarino'. Pero eso ya es otra historia. Hasta la próxima.
Se llamaba Fray José de Echevarría, era un genio de la tecnología musical y murió en Palencia "de muchos días y muy pesado". Isabel Urrutia 15 julio 201511:48
Órgano ibérico. Tal cual. No tiene nada que ver con el ganado porcino ni con historias esotéricas. Se trata de un modelo del instrumento musical, revolucionario en el siglo XVII y fruto de la inventiva de un franciscano nacido en Eibar. Esta maravilla tecnológica (muy popular en España, Portugal, América y Filipinas) nació de manos de Fray José de Echevarría. ¿Qué le caracteriza? Buena pregunta. Lo más visible son los 'tubos en artillería', ya saben, la trompetería horizontal que asoma en la fachada del instrumento. También se dice que surgen 'en forma de tiros'.
Allí donde vean esa singularidad, no dejen de pensar en el religioso eibarrés, que murió en 1691 ultimando el órgano de la catedral de Palencia. Hasta el último momento se mantuvo al pie del cañón. Un fuera de serie. Normal que dejara su impronta en instrumentos de Eibar, Alcalá de Henares, Zenarruza, Lekeitio, Palencia, Santo Domingo de la Calzada, Vitoria, Otxandio, Tolosa... Menudo carrerón. Lástima que la inmensa mayoría de sus creaciones -todas ellas del siglo XVII- no se conserven tal y como salieron de sus manos. Muchos de ellos se cambiaban alegremente por otros más modernos (y no siempre mejores).
No obstante, insisto, Fray José de Echevarría sentó las bases del órgano ibérico, un modelo que disfrutó de su apogeo en tiempos del barroco. "Es un instrumento con sonoridades muy ricas y potentes", en palabras del especialista parisino Francis Chapelet, que sabe mucho sobre el tema. Hijo de pintor, organista y aventurero, defiende a capa y espada las virtudes de la trompetería horizontal. Si nuestro franciscano de Eibar fuera italiano, francés o alemán ya tendría –como mínimo– una estatua en la plaza de su pueblo. A ver si las autoridades toman nota.
El religioso guipuzcoano forma parte de una dinastía de organeros (así se llaman estos artesanos) que hicieron época. Muchos de sus miembros –José, Domingo, Ventura, Antonio, Pedro…– dejaron su firma en templos de Toledo, Salamanca, El Burgo de Osma, Oviedo, Ciudad-Rodrigo y un sinfín más. Y no se crean que hablamos de antiguallas que ya no inspiran a nadie. Incluso en la década de los 70 del pasado siglo, entre 1977 y 1978, la casa italiana Mascioni no dudó en incluir una trompetería 'en forma de tiros' para el nuevo órgano de la catedral de Santiago de Compostela. El efecto visual es imponente. No hay nada como echar mano de la consigna del maestro Verdi: "Seamos modernos, vayamos al pasado".
Cuchipanda histórica
¿Dónde están los restos del franciscano de Eibar? Vayamos por partes. En principio, fue enterrado en la capilla mayor del convento de San Francisco, en Palencia. Ahora bien, en la actualidad seguro que se encuentra en el cementerio de la ciudad "porque en 1923, estando ya los jesuitas, se levantó el piso y todos los huesos de los enterramientos se reunieron y llevaron al camposanto", explica Eusebio Gil, superior del convento de San Francisco y hombre infatigable que, a sus 81 años, conserva una inteligencia y perspicacia dignas de Guillermo de Baskerville, el protagonista de 'El nombre de la rosa'. Tras un par de días de investigación, nos ha podido confirmar que en Palencia no hay placa ni recordatorio visible alguno que rindan homenaje al religioso de Eibar.
Se desconoce la edad que tenía Fray José al fallecer pero, según las crónicas, era "de muchos días y muy pesado". No es broma. Sabemos que el propio cabildo de la catedral de la localidad castellana ordenó que lo trasladaran de un lado para otro en litera y, todavía más, el 19 de marzo de 1690 marcó un hito en la historia de la cuchipanda en Palencia. Aquel día se agasajó al franciscano porque festejaba su santo; de hecho, no faltaron "pavos, capones, lechazos, cabritos, perdices, conejos, pichones, salmón, truchas, congrio, barbos, besugos, vino tinto y clarete, dulces, turrón...". Muy probablemente el banquete no beneficiara en nada a la salud (y volumen) de Fray José.
Por lo demás, a pesar del renombre y prestigio que gozó en su día, su nombre hoy por hoy no le suena a nadie, a excepción de los músicos del gremio y algún ratón de biblioteca. En nuestro caso, lo hemos descubierto porque Benantzi Bilbao, un portento de Mundaka –no del surf, sino del órgano y el clavicémbalo– es un pozo de sabiduría que nos ha puesto sobre la pista.
Buceando y buceando a la caza de más información, hemos descubierto un puñado de datos interesantes. Y alguno que hierve la sangre, como que un fabricante inglés de órganos llamado Abraham Jordan le comió la tostada. En la enciclopedia de los ilustrados franceses –la de Diderot y D'Alembert– se atribuye a Mr. Jordan la invención del 'arca de ecos'. Una falacia en toda regla. Esa novedad también salió de manos del franciscano de Eibar.
Hombre pragmático y resolutivo, Fray José tenía el don de la oportunidad: el 'arca de ecos' no es más que un cajón donde meter un puñado de tubos del órgano. Así se ahorra espacio y, de paso, se consiguen algunos efectos sonoros –de cercanía y/o lejanía– muy interesantes. Dicho todo esto, ¿a santo de qué arrambla Abraham Jordan con todos los méritos? Ay, su condición de importador de vinos de Jerez lo explica todo. No solo aprovechaba sus estancias en España para catar los mejores caldos, sino también para conocer y –sobre todo– apropiarse de las mejoras técnicas incorporadas a los órganos hispanos. Un vivo de cuidado.
Aniversario en Busturia
Abraham Jordan pagaba por los tintos y claretes pero lo relacionado con la tecnología musical ya era otro cantar. El respeto a la creación ajena (la bendita propiedad intelectual) no le entra a todo el mundo en la sesera. Ni siquiera ahora. Y por cierto, no solo Mr. Jordan le hizo una jugarreta a Fray José, también en las tierras vascas se permitió –entre finales del siglo XIX y principios del XX– que el patrimonio organístico del franciscano se fuera al garete.
Entre finales del siglo XIX y principios del XX, se permitió que en tierras vascas el patrimonio organístico de Fray José de Echevarría se fuera al garete
¿Cómo pudo ser? Muy sencillo. En aquellos tiempos la cornisa cantábrica gozaba de mucho predicamento entre la Familia Real, así que las autoridades se desvivían por estar a la vanguardia. Se impuso la estética formal y sonora de Francia y Alemania. Conclusión: un gran número de órganos ibéricos desapareció de las iglesias vascas para dar paso al modelo romántico. Otro agravio para la memoria del religioso eibarrés.
Pero también hay buenas noticias: en la localidad de Ziortza-Bolibar se conserva un instrumento casi intacto de la época de Fray José. ¡Albricias! El franciscano lo construyó en 1686 y consta de 667 tubos. Según los expertos, se trata del más antiguo del País Vasco. Uno de tantos tesoros que atesora el monasterio de Santa María de Zenarruza. Ya puestos a reivindicar el patrimonio, tampoco olvidemos el órgano de la iglesia de Santa María de Axpe-Busturia, que celebra este verano nada menos que su 250 aniversario. Allá por 1765, lo concibió otro afamado organero, Lorenzo de Arrazola, sin perder de vista las novedades que había introducido el franciscano de Eibar.
Todo esto y mucho más lo podrán apreciar, con todo lujo de detalles, en la exposición fotográfica que se organizará en Busturia a partir del 24 de julio. Habrá asimismo dos conciertos –el 24 de julio y el 21 de agosto– que se ofrecerán con motivo de la efeméride. "La trompetería horizontal es una maravilla. Nada que ver con los instrumentos que hay en Alemania o Italia. Allí la trompetería es una birria, por eso cuando vienen los colegas de Europa a veces se asustan. ¡Les da miedo el sonido!", confiesa entre risas el organista Benantzi Bilbao, director artístico del festival Urdaibaiko-Organoak que organiza los conciertos que acabo de citarles. El propio Benantzi protagonizará la velada del 21 de agosto en Busturia. Y para terminar les diré que nunca es tarde para aprender a tocar el órgano.
Sé de buena tinta que hay prejubilados que empiezan a recibir clases con más de 70 años. ¿Por qué no? Es un instrumento misterioso, que puede sonar como un violín, una trompeta, una flauta y... tiene sonidos inaudibles para el oído humano. Algo que sabía muy bien el capitán Nemo de '20.000 leguas de viaje submarino'. Pero eso ya es otra historia. Hasta la próxima.